Planificación y especialización son la clave para eventos virtuales exitosos

Uno de los rubros más golpeados por la pandemia y el confinamiento es el de la organización de eventos presenciales.

Muchas de las empresas creadoras de certámenes que demandaban la interacción física del público tuvieron que cerrar por siempre, pero otras pudieron adaptarse a un nuevo contexto, know how y tecnologías, convirtiendo a la digitalización en su mayor expertisse.

Claro está que lo “presencial” y lo “virtual” son modelos de negocio completamente distintos, pero la reconversión y el aprendizaje son factores que siempre hacen la diferencia entre vivir o morir.

Además, realizar eventos digitales requiere de una especialización bastante alta (staff de primer nivel, desde los creativos que conceptualizan los eventos, los desarrolladores del building digital, hasta los analistas de KPI, entre muchos otros), infraestructura adecuada (estudios A1, altamente seguros, accesibles y confortables) y equipamiento tecnológico de última generación.

Un evento digital no consiste sólo en hacer una transmisión y listo. Seguramente hay muchas “empresas” que lo hacen así, pero eso puede llamarse cualquier cosa menos trabajo profesional.

Para garantizar el mejor ROI (Retorno sobre inversión, por sus siglas en inglés), el cliente debe asegurarse que la propuesta de trabajo contenga un planeamiento muy robusto y detallado en la parte creativa, de producción, comunicacional, publicitaria, marketera y comercial.

Los eventos digitales siempre deben apuntar a logros de KPI claros y ambiciosos, medibles y audítables.

Quizá antes un evento interno organizado por el área de Recursos Humanos de cualquier empresa terminaba con un gran discurso motivacional y muchos aplausos. Hoy, un streaming para el mismo público demanda mucha creatividad y estrategia, pero sobre todo el análisis de datos y demostración del logro de objetivos, porque lo digital permite “trackearlo” casi todo.

Antes de la pandemia pensar en este tipo de eventos suponía una producción millonaria en infraestructura y operaciones, pero ahora la tecnología y la creatividad han logrado que producciones digitales con recursos como la realidad aumentada, sean cada vez más accesibles y estén al alcance de las empresas.

Los eventos virtuales con realidad aumentada, por ejemplo, permiten ofrecer mejores experiencias al público y mostrar de manera distinta a una marca, empresa o concepto.

Los costos de producción hoy se encuentran en niveles muy atractivos y pueden ir desde los 1500 dólares, dependiendo de la puesta en escena y los servicios que desee el cliente.

Se estima que gracias a las opciones que ofrece la tecnología, la industria de los eventos masivos crecerá hasta 10 veces de aquí al 2030.

Estamos en un contexto de distanciamiento y digitalización que exige a las organizaciones ofrecer experiencias muchos más reales, creativas y atractivas, a fin de acercar la marca, los productos y servicios a los clientes internos y externos, pero de manera mucho más profesional y estratégica.

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